Comenzamos nuestra ruta desde uno de los miradores panorámicos de Montoro, descendiendo hasta la fuente de la herrería para luego llegar a otro balcón con un miliario romano que indica que Montoro forma parte de la ruta (betica-romana). Desde allí, seguimos por el camino de la derecha en busca del puente de madera sobre el Guadalquivir, el cual cruzamos para llegar a la entrada de la población. Sin embargo, en lugar de entrar, tomamos un camino a la izquierda bordeando el río por su margen derecha, pasando bajo el puente viejo (también conocido como de las Donadas) hasta llegar a la fuente de la Oliva.

Desde allí, nos incorporamos a la A3000 en dirección a Montoro, cruzando nuevamente el puente viejo pero esta vez por arriba, adentrándonos en el casco antiguo por la calle puente y explorando sus callejuelas árabes y medievales hasta llegar a la colina conocida como el cerrillo, que ofrece unas vistas magníficas del río y su meandro. Continuamos por la calle vista hermosa hasta tomar el camino de la Tenería a la derecha, pasando por la fuente de la Tenería y adentrándonos en la huerta mayor, bordeando el río Guadalquivir por su margen izquierda hasta cruzar un arroyo.

En ese punto, giramos a la izquierda para entrar en un carril más ancho que nos lleva a la GR 48 que viene de Adamuz, coincidiendo con el antiguo trazado de la calzada romana VIA AUGUSTA. Pasamos el cementerio a la derecha y seguimos por el camino asfaltado a la derecha hasta llegar a la carretera del cementerio, donde nos dirigimos a la izquierda para regresar a Montoro.

Hoy me embarco en una ruta muy especial, acompañando a dos peregrinos en su tercera etapa del Camino de Santiago. Este padre e hijo están realizando un viaje muy ambicioso, desde Torredonjimeno hasta Santiago de Compostela, pasando por Montoro y Villa Nueva de Córdoba. Su proyecto abarca un total de 995 kilómetros a pie, siguiendo la Ruta Bética Romana y el Camino Francés.
Mientras los peregrinos avanzan en su camino, yo aprovecho para explorar Montoro en solitario. Este encantador pueblo cordobés cuenta con una rica historia y un patrimonio arquitectónico fascinante. Visito la iglesia de San Sebastián, la iglesia de Nuestra Señora del Carmen, y la iglesia de San Bartolomé y Santiago Apóstol, todas ellas llenas de detalles arquitectónicos impresionantes. También me sellan las credenciales de los peregrinos en la iglesia de Santiago, una muestra más de la hospitalidad de este lugar.
Callejeando por Montoro, paso por la Casa de las Conchas, la iglesia de San Juan de Letrán, y la ermita de Santa Ana, todos lugares que reflejan la historia y la cultura de este municipio. Cruzando el Puente Nuevo, con su arco metálico distintivo, disfruto de vistas espectaculares del río y de la ciudad.
Mi recorrido por Montoro termina en la calle Realejos, donde retomo mi camino después de haber disfrutado de los tesoros que este pueblo tiene para ofrecer. Esta etapa, facilitada por una descarga en alltrails, ha sido una experiencia enriquecedora y emocionante para mí. Un día que recordaré con cariño y gratitud.

Hoy me embarco en una ruta muy especial, acompañando a dos peregrinos en su tercera etapa del Camino de Santiago. Este padre e hijo están realizando un viaje muy ambicioso, desde Torredonjimeno hasta Santiago de Compostela, pasando por Montoro y Villa Nueva de Córdoba. Su proyecto abarca un total de 995 kilómetros a pie, siguiendo la Ruta Bética Romana y el Camino Francés.
Mientras los peregrinos avanzan en su camino, yo aprovecho para explorar Montoro en solitario. Este encantador pueblo cordobés cuenta con una rica historia y un patrimonio arquitectónico fascinante. Visito la iglesia de San Sebastián, la iglesia de Nuestra Señora del Carmen, y la iglesia de San Bartolomé y Santiago Apóstol, todas ellas llenas de detalles arquitectónicos impresionantes. También me sellan las credenciales de los peregrinos en la iglesia de Santiago, una muestra más de la hospitalidad de este lugar.
Callejeando por Montoro, paso por la Casa de las Conchas, la iglesia de San Juan de Letrán, y la ermita de Santa Ana, todos lugares que reflejan la historia y la cultura de este municipio. Cruzando el Puente Nuevo, con su arco metálico distintivo, disfruto de vistas espectaculares del río y de la ciudad.
Mi recorrido por Montoro termina en la calle Realejos, donde retomo mi camino después de haber disfrutado de los tesoros que este pueblo tiene para ofrecer. Esta etapa, facilitada por una descarga en alltrails, ha sido una experiencia enriquecedora y emocionante para mí. Un día que recordaré con cariño y gratitud.

Al salir del pueblo, nos aproximamos al río Guadalquivir, cruzando un hermoso puente. Seguimos casi paralelos al río hasta llegar a la presa, sin encontrar un sendero claramente marcado.

Ascendemos por un camino y pasamos por una cancela accesible, pero una vez dentro del olivar, nos vemos obligados a saltar una valla para poder cruzar el arroyo y subir hasta encontrar el sendero, el cual no está señalizado en ningún momento.

Llegamos al final del arroyo para llegar a la carretera que nos llevará hacia Montoro, pasando por la Virgen de los Romeros. Siguiendo las señales de la GR, regresamos al punto de partida en Montoro, pasando primero por el mirador.

Nota: La ruta es hermosa al principio y al final, pero carece de un sendero claro, siendo necesario superar un obstáculo al saltar una valla marcada en un waipoint.

Comenzamos nuestra ruta desde las inmediaciones de la Plaza de Toros de Montoro, en busca del Puente Nuevo que cruzamos para luego girar a la izquierda hacia la Vereda de la Viñuela, un hermoso sendero que nos lleva desde Montoro hasta la Presa del Arenoso en un ascenso tolerable. La parte más desafiante de la vereda comienza después del Descansadero de Benigna, donde nos adentramos entre la linde de dos fincas. A pesar de la belleza del camino, la vegetación ha ganado terreno sobre la vereda, lo que lo hace menos transitado por los vecinos. Llegamos a la presa del Arenoso y la atravesamos para disfrutar de las vistas al embalse y al valle del Guadalquivir. Después de recorrer unos kilómetros, llegamos al punto donde el Arroyo Arenoso se une al Guadalquivir y giramos hacia la derecha para tomar la carretera que nos lleva a Algallarín, una pedanía de Adamuz.

Una vez en Algallarín, retomamos el camino por el Sendero del Algallarín, que se vuelve monótono entre olivos. La aventura nos espera al intentar cruzar el crecido Arroyo de Pedro Gil, teniendo que descalzarnos para atravesarlo. Continuamos nuestro recorrido hasta Adamuz, donde podemos descansar y disfrutar de un refrigerio en el Restaurante Chaparro. Salimos del pueblo por el Sendero del Molino del Gollizno, siguiendo la Ruta del Agua hasta llegar al Azud de Calderetas. Continuamos nuestro camino buscando el Sendero del Carpio, que baja paralelo al Arroyo Argamosilla, conocido por los lugareños como el Arroyo de la Mierda.

Después de recorrer un tramo por el olivar en busca del Tamujoso, cruzamos de nuevo la carretera de Villafranca para emprender la subida a la Sierrezuela. Una vez arriba, nos encontramos con un antiguo puesto de mando de la Guerra Civil. Descendemos por la Vereda de los Rafaeles hasta llegar al Camino de la Fuente Agria, que nos lleva finalmente a Villafranca. Aproximadamente el 95% del recorrido transcurre por caminos públicos, siendo solo las zonas de olivares y la bajada desde la presa al Arenoso las áreas fuera de estos.

Montoro es una localidad y municipio de la provincia de Córdoba, ubicado en la comarca Alto Guadalquivir. Con una población de 9203 habitantes (INE 2022), Montoro se sitúa en un meandro del río Guadalquivir.

El casco urbano se encuentra en la zona de transición entre Sierra Morena y la campiña, en un promontorio dentro del meandro encajado del río Guadalquivir. El urbanismo de Montoro es fruto del periodo musulmán de Al-Ándalus.

Desde 2013, el meandro del río Guadalquivir en Montoro ha sido catalogado como monumento natural, formando parte de un Monte Público. Este meandro destaca por ser uno de los mejores ejemplos de meandro epigénico a nivel nacional, encajado en materiales paleozoicos de las estribaciones de Sierra Morena.

Este tramo del río es parte de un Lugar de Interés Comunitario que actualmente es una Zona Especial de Conservación (ZEC Río Guadalquivir-tramo medio ES6130015), además de ser la entrada sur al parque natural Sierras de Cardeña y Montoro.

El término municipal de Montoro se extiende por aproximadamente 581 km², incluyendo zonas de sierra y campiña. Gran parte de su zona norte es un espacio natural protegido que forma parte del parque natural Sierra de Cardeña y Montoro.

Entre los lugares de interés turístico y cultural en Montoro se encuentran el Conjunto Histórico-artístico, la Torre del Castillo de Villaverde, la Iglesia de San Bartolomé Apóstol, la Iglesia de Santa María de la Mota, y muchos más puntos de interés.

En cuanto a los aspectos geológicos, Montoro se encuentra en el borde sur de Sierra Morena, con materiales principalmente del Permotriásico, Mioceno y Cuaternario. La zona presenta una variada litología que ofrece posibilidades de rocas y minerales industriales.

En el casco histórico de Montoro, se utiliza principalmente arenisca roja para la construcción de edificios patrimoniales. También se emplean calizas ammonitico rosso del Jurásico Superior y biocalcarenita.

En cuanto al pavimento del casco histórico, se utiliza granito (rojo) para las calles y bordillos, procedente del Batolito de Los Pedroches.

Muchos edificios en Montoro han sufrido desgaste y degradación debido al paso del tiempo y la contaminación, como el Puente Romano de Villa del Río o algunas casas solariegas.

La cantería tradicional ha jugado un papel importante en la extracción y utilización de piedras como la molinaza y el granito en la construcción de Montoro. Las canteras en la actualidad están cerradas y abandonadas, con solo una en explotación.

La variedad geológica y la riqueza patrimonial de Montoro lo convierten en un lugar único y lleno de historia para visitar.

En este recorrido se mezcla un recorrido urbano por la hermosa localidad de Montoro, quizás la más hermosa de la provincia de Córdoba (especialmente por sus monumentos religiosos y su red de calles, lo que le valió la designación de Conjunto Histórico-Artístico en 1969); una parte por el Meandro del Guadalquivir siguiendo la Vereda de la Viñuela y, luego, continuando esta antigua vía de carne, llegaremos al embalse del Arenoso, siguiendo en parte la vía romana Epora-Solia.

Montoro, ubicado dentro del Parque Natural Sierra de Cardeña-Montoro, tiene una posición privilegiada sobre un bonito meandro del Guadalquivir, el cual tiene una longitud de 5 kilómetros y está catalogado como Monumento Natural. A esta estratégica ubicación, con el control del río, debe su ocupación desde la Antigüedad, por iberos turdetanos y posiblemente por los griegos, que la llamarían Aypora o Eipora, “veedor”, en referencia a las vistas que ofrece. Aunque su auge llegaría en época romana, cuando pasó a llamarse Epora: a partir de la Segunda Guerra Púnica, por su alianza con Roma, ésta la convierte en ciudad federada (como Gades y Malaca); también acierta al alinearse con César en su enfrentamiento con Pompeyo. Con Augusto, se incluye en el trazado de la Vía Augusta (la calzada romana más larga de Hispania, 1500 kilómetros desde los Pirineos hasta Gades, y principal vía comercial de la Bética); muchos de sus tramos los siguen hoy la Nacional IV, la N-420 y 340 y la Autovía del Mediterráneo y por alguno pasa el GR-48 o Sendero de Sierra Morena. Incluso dispuso de ceca para acuñar su propia moneda en el siglo I d.C.

A pesar de la importancia que alcanza con Roma, su nombre actual se debe a los godos, que se emplazan en un monte contiguo, Mon(te Go)thorum. Llegó a convertirse en ducado, unido a la Casa de Alba, con Felipe IV. Durante la Guerra de la Independencia permanecerá como el único punto de la retaguardia no ocupado por los franceses, mediante la estratagema de recibirlos amistosamente (y luego aniquilarlos cuando se podía).

El paseo por el pueblo comienza junto a la Plaza de Toros (destruida durante la Guerra Civil); aquí hay un panel que narra la historia de la ciudad y sus principales monumentos. Subiremos por la calle Cervantes, hasta llegar al Callejón del Pilar, por donde bajamos a la N-420. Aquí se encuentra el Pilar Grande o de las Herrerías, fuente situada en una de las entradas principales de la villa (ante las desaparecidas puertas de la Torrecilla de la muralla medieval), usada para abrevar el ganado y para abastecimiento de las herrerías (una de las principales industrias antaño de Montoro, que le dan nombre a la calle). El muro sufrió un derrumbe en 2015, creándose un nuevo muro frontal con piedra molinaza. Ésta es arenisca roja, usada tradicionalmente en la comarca y que le da el tono rojizo a los principales monumentos.

Enfrente hay un mirador sobre el río, el Mirador del Imperio Romano, antiguamente de las Herrerías (se cambió el nombre por decisión plenaria del Consistorio, en homenaje a la institución centenaria -nacida en el siglo XVII- de la Semana Santa de Montoro, que todos los Jueves Santo procesionan por este punto -son más de 400 romanos). Desde aquí gozamos de bellas vistas del meandro del Guadalquivir, con el Puente de las Donadas a la izquierda y a la derecha, el Puente-pasarela de Madera y la Huerta de la Isla.

Subiendo por la calle Herrerías, llegamos a la bonita plaza del Charco, donde lo primero que capta la atención es la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen (aunque su titular es San Juan de la Cruz, cuya estatua vemos en la hornacina de la portada), antiguo convento de los Carmelitas Descalzos y parroquia desde 1891 (más detalles de los monumentos del recorrido en los waypoints). También en esta plaza está el Museo Pintor Rodríguez Luna, en la antigua Ermita de San Jacinto.

Siguiendo por la calle Salazar, paso junto al Hospital Jesús Nazareno, fundado por el cardenal Salazar a finales del siglo XVII, donde destaca la bóveda de la iglesia y el patio (uno de los mejores ejemplos de la arquitectura civil de la provincia). Hoy es residencia de ancianos. Pasando por su parte trasera se llega a las Tercerías Catedralicias (siglo XVIII), donde se almacenaba aceite, vino y trigo procedente del pago de los diezmos (o Tercias) como tributo a la Corona, a la iglesia local y a la Catedral de Córdoba, hasta que se prohibió con la Desamortización de Mendizábal; luego fue cárcel, caballerizas, almacén de aperos e incluso carpintería, hasta que se le consideró edificio de interés social en 1987, albergando desde 2007 el Museo del Aceite y recuperando así su funcionalidad original. Hay que recordar que en Montoro se ha producido aceite de oliva desde la protohistoria, teniendo su auge en el siglo XVIII (cuando el olivar era más extenso de lo que es hoy día).

El siguiente punto de interés está en la plaza Jesús Nazareno, donde se encuentra la Iglesia de San Juan de Letrán (a la espalda de la plaza de España). Data de finales del medievo, aunque su portada es barroca, siendo hoy la sede del Archivo Histórico Municipal. Como curiosidad, el palacio de Letrán fue la residencia oficial del papado en Roma desde su cesión por Constantino hasta el traslado al Vaticano en el siglo XIV.

Enfilamos hacia la Plaza de España o Plaza Mayor, a la que se entra por el Arco de la Cárcel, entre el Ayuntamiento y las casas de la calle Salazar; la cárcel formaba parte del edificio consistorial (la inscripción “Philipe Tercero deste nombre Nuestro Señor mandó hazer esta carcel” recuerda su origen). Bajo el arco entra en la plaza la Madrugá del Viernes Santo la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, procedente de San Juan de Letrán (donde se custodia), colocándose aquí la talla a las 3 de la madrugada y liberándose un preso (como en Málaga con Jesús el Rico), mientras tañen las campanas de San Bartolomé.

La Plaza de España es el centro de la villa, centro del poder civil, religioso, judicial y económico, con casas señoriales en piedra molinera de entre las más bellas de la provincia. Ha permanecido prácticamente inalterada durante siglos. En su centro se alza la estatua de la Segadora, que representa a Ceres, diosa de la agricultura, en reconocimiento a la mujer campesina.

La Iglesia de San Bartolomé y Santiago preside la plaza. La ciudad fue conquistada por Fernando III el día de San Bartolomé, santo patrón y titular de la Iglesia mayor, aunque su construcción se inicia a fines del siglo XV, en la transición del Gótico al Renacimiento, para albergar al creciente número de fieles. Está incluida en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz.

Abandonamos la plaza por la calle del Postigo, por la parte trasera de la Iglesia, donde hay un bonito altar con

Un recorrido fácil pero hermoso nos lleva a descubrir el conocido meandro donde el Guadalquivir abraza a Montoro, junto a todos los puentes del pueblo, tanto los antiguos como los nuevos. Comenzamos cerca de la plaza de toros para encontrar el sendero GR48, aunque no lo tomaremos, sino que descenderemos hacia el río por el camino de la EDAR. Seguiremos al Guadalquivir por una pista de tierra hasta llegar al Puente Nuevo, que nos llevará al otro lado para obtener una vista privilegiada del meandro. Al retornar al casco urbano, descenderemos nuevamente a la ribera para pasar bajo el icónico Puente de las Donadas, de color rojo debido al hierro de la piedra molinaza tan característica de la región. Continuaremos por un sendero junto al río hasta alcanzar el puente de madera, previo paso por el azud que ofrece una hermosa vista panorámica del pueblo. Ascenderemos por un camino de tierra de regreso al pueblo, para luego caminar poco más de un kilómetro hasta el punto de partida de este agradable ruta circular.

Parto de la Plaza de Toros de Montoro en busca del GR48, que sale del pueblo por un tramo bien conservado de la calzada romana Vía Augusta, adentrándose en olivares. Sin perder de vista el GR, correctamente señalizado en esta área, llego al río Guadalquivir, el cual se cruza por el puente de la carretera, iniciando un trayecto por asfalto. Me desvío ligeramente del GR para adentrarme en Algallarín, pero me reincorporo a él a la salida de la aldea, en el Camino de Algallarín, continuando hacia Adamuz. Este camino atraviesa el Arroyo Pedro Gil, fácilmente vadeable en esta ocasión. Entre los monótonos olivares, hay una zona de bonita dehesa, antes de enlazar nuevamente con la carretera, por la que avanzamos algunos kilómetros hasta llegar a Adamuz.

Atravesamos Adamuz por la Puerta de la Villa y seguimos en busca del sendero que lleva al Molino del Gollizno, el cual aprovechaba las aguas del Arroyo del Concejo, seco en esta ocasión. Luego buscamos la Fuente de la Valdeja, que, aunque muy bonita, sigue estando seca. El GR se une al Cordel de Córdoba a Villanueva, el cual es una pista asfaltada hasta el cruce con el Arroyo Tamujoso. Desde allí, abandonamos definitivamente el GR que se dirige hacia la presa del Guadalmellato, para entrar en la Sierrezuela por el Cordel.

Al llegar al Arroyo de la Calderuela y la finca del mismo nombre, me encuentro con una puerta cerrada, tal vez ilegal, que obstaculiza el paso de un antiguo camino público. Tras una consulta, descubro que a unos 20 metros a la izquierda hay una portera que se puede abrir. Esta zona de la ruta es muy hermosa, con la Sierrezuela verde a pesar de la sequía. Pronto tomamos la Vereda de los Ladrones, un estrecho sendero con un piso fácil. Desde allí, disfrutamos de magníficas vistas a los peñascos de los Conventos, la Ventilla, el Cerro Gomero y el embalse de Navallana.

La Vereda de los Ladrones nos lleva al Camino de la Ventilla, por el que completamos los últimos kilómetros con vistas al descansadero del mismo nombre, al Cerro Gomero y a las diversas fincas que se suceden hasta llegar a Villafranca. Antes de llegar a la Ventilla, al pasar el Arroyo del Cañal, el Cordel de Córdoba a Villanueva se separa del camino que tomamos en dirección al Puente Mocho. Continuamos avanzando, pasamos bajo el AVE por un túnel y llegamos a la Fuente de los Castellares, normalmente con agua, quizás la única fuente fuera de los núcleos urbanos. Llegamos a Villafranca por la antigua plaza de toros, ahora convertida en Caseta Municipal para las ferias.

Desde la localidad de Montoro hasta Villanueva de Córdoba (cordel Real) podemos disfrutar de un precioso recorrido. Empezamos tomando la carretera de los baños y a pocos kilómetros encontramos el desvío hacia El Risquillo. Continuamos hacia la finca del Corregidor para ingresar al valle de Arenosillo por la parte trasera de la finca. Una vez cruzamos Arenosillo, ascendemos por la loma del conde y descendemos por la cuesta del quejigal para llegar al vado de la pasa Veguetas. Cruzamos un pequeño puente en la zona y seguimos por una marcada cuesta que nos lleva por encima de las lomas hasta llegar a la finca Las Alcornocosas (de acceso público).

Luego, nos dirigimos a la finca La Piedra de la Sal (de acceso privado) y desde allí tomamos el camino del Valle y los montes comunales. Después, seguimos por una carretera durante unos 10 kilómetros hasta llegar al apeadero del Ave. Continuamos por un camino casi llano que finalmente nos lleva a Villanueva, completando así este pintoresco itinerario.