El 17 de abril de 2014, en solitario, realicé la Ruta de la Lana 5: La Vía de la Plata. Un día soleado y primaveral, perfecto para caminar.

La ruta comienza y termina en Casar de Cáceres, cerca de la Charca del Casar. Empecé a caminar a las 8:45, disfrutando de la naturaleza y haciéndole honor a mi pasión por fotografiar puertas y paisajes.

Pasé por la Casa Rural La Encarnación y la Ermita del mismo nombre, con su hermosa azulejería. Luego, llegué al Pantano del Cordel y a Casa Pinotes, un Centro de Interpretación de la Cañada Real Soriana Occidental.

Continué por el camino bordeando el pantano, cruzando puentes y admirando la fauna. Llegué al Arroyo del Zarzoso y a La Perala, un antiguo poblado con historias de trashumancia y trenes cargados de ganado.

Cruzando la carretera, me adentré en la Atalaya, un lugar árido con miliarios romanos, testigos de un pasado lejano. Seguí por la Vía de la Plata, pasando por antiguos pozos y puertas de paso.

Finalmente, llegué a la ermita de Santiago en Casar de Cáceres, antes de regresar al punto de partida tras un día lleno de historia y naturaleza.

El 27 de marzo de 2014, como parte de mi preparación para las LXVII Millas Romanas de Mérida, decidimos realizar una ruta desde Casar de Cáceres hasta Cañaveral. Sin embargo, debido a la acumulación de nubes, decidimos regresar a 5 kilómetros de Cañaveral.

Salimos de Cáceres en coche hasta la Ermita de Santiago, donde comenzamos nuestra caminata a las 7 de la mañana. A lo largo del camino, nos encontramos con diversos miliarios romanos y vestigios de la antigua calzada romana.

Decidimos mantener un ritmo constante de al menos 5,5 kms. por hora para fortalecer mi condición física para una caminata de 100 kilómetros que tenía planeada para la próxima semana.

En el trayecto, nos topamos con las obras del AVE Madrid-Lisboa, lo que nos obligó a desviarnos y tomar un camino alternativo. Pasamos por el embalse de Alcántara y continuamos nuestra ruta siguiendo las indicaciones de la Vía de la Plata.

Después de recorrer unos 25 kilómetros, decidimos descansar en la Charca de la Arenosa antes de iniciar el regreso. Durante el camino de vuelta, exploramos diferentes senderos y disfrutamos de las vistas del Pantano de Alcántara y del Club Tajomar. Al final, concluimos la ruta en la Ermita de Santiago, donde habíamos comenzado.

El 27 de marzo de 2014, como parte de mi preparación para las LXVII Millas Romanas de Mérida, decidimos realizar una ruta desde Casar de Cáceres hasta Cañaveral. Sin embargo, debido a la acumulación de nubes, decidimos regresar a 5 kilómetros de Cañaveral.

Salimos de Cáceres en coche hasta la Ermita de Santiago, donde comenzamos nuestra caminata a las 7 de la mañana. A lo largo del camino, nos encontramos con diversos miliarios romanos y vestigios de la antigua calzada romana.

Decidimos mantener un ritmo constante de al menos 5,5 kms. por hora para fortalecer mi condición física para una caminata de 100 kilómetros que tenía planeada para la próxima semana.

En el trayecto, nos topamos con las obras del AVE Madrid-Lisboa, lo que nos obligó a desviarnos y tomar un camino alternativo. Pasamos por el embalse de Alcántara y continuamos nuestra ruta siguiendo las indicaciones de la Vía de la Plata.

Después de recorrer unos 25 kilómetros, decidimos descansar en la Charca de la Arenosa antes de iniciar el regreso. Durante el camino de vuelta, exploramos diferentes senderos y disfrutamos de las vistas del Pantano de Alcántara y del Club Tajomar. Al final, concluimos la ruta en la Ermita de Santiago, donde habíamos comenzado.

La excursión tuvo lugar en la mañana del domingo 12 de enero de 2014. Fue organizada por el Ayuntamiento del Casar de Cáceres como parte de su programa de «Rutas Locales y Pueblos Cacereños».

El clima era nublado y algo fresco, y participamos alrededor de 60 personas en la caminata.

El camino se desarrolló por los senderos del Terruco, la Torre y la Cantera de granito de la Zafrilla, dejando a un lado la zona de la Mata. Pasamos por la Dehesa Boyal junto al Pantano Viejo de la localidad y regresamos a Casar por la Vía Verde o Carril Bici.

En total, caminamos cerca de 18 kilómetros, en un terreno llano con caminos en buen estado y algunos tramos asfaltados.

Nos citaron a las 10 de la mañana en la Plaza del Ayuntamiento, donde se encuentra el albergue de peregrinos del Camino de Santiago. Iniciamos la marcha puntualmente después de la llegada de todos los senderistas.

Recorrimos la Calle Larga hasta el Paseo de Extremadura, donde vimos el nuevo albergue municipal. Después de pasar junto al campo de fútbol, nos dirigimos hacia el Camino del Terruco, dejando a nuestra derecha la urbanización del Monte de Casar.

En el grupo había varios amantes de la fotografía, que capturaron las bellezas naturales del entorno. El Camino de las Marradas nos llevó hacia la Casa de la Torre y la Charca del mismo nombre antes de dirigirnos hacia el Tallón.

Continuamos nuestro recorrido y nos maravillamos con la Cantera Tallón, donde enormes bloques de granito destacaban en el paisaje. También pudimos ver formaciones rocosas y la Fuente Cagona antes de entrar en la Dehesa Boyal.

Allí disfrutamos de la hospitalidad de los Casareños, quienes compartieron delicias como la «patatera con miel». Tras un intercambio agradable, nos despedimos para continuar el camino de regreso al Casar por la Vía Verde.

Los últimos metros de la caminata nos permitieron apreciar algunas de las maravillas de este encantador pueblo.

El sábado 5 de mayo de 2018 tuve la oportunidad de realizar una ruta de senderismo con el grupo de la empresa Catelsa (Hutchinson) de Cáceres. La caminata nos llevó desde Casar de Cáceres hasta el Albergue del Tajo, con un total de 24,5 kilómetros por un terreno variado y desafiante. El día comenzó con una temperatura agradable pero conforme avanzábamos, el calor se hizo presente y dificultó la caminata.

Nos reunimos en la churrería Ronco Tovar del Casar de Cáceres, visitamos la Plaza de los Toros y nos dirigimos hacia la Ermita de Santiago. Durante el trayecto, pudimos observar vestigios de la antigua calzada romana, miliarios hincados en el suelo y paisajes impresionantes, como el pantano de Alcántara.

La ruta nos llevó a pasar por las obras del AVE Madrid-Lisboa, lo que nos obligó a desviarnos y recorrer un camino adicional. Llegamos al puente sobre el río Almonte y finalmente al puente sobre el Tajo, donde cruzamos para dirigirnos al Albergue del Tajo.

El cansancio comenzaba a hacerse notar en mí, debido a mi lesión de rodilla y mi falta de entrenamiento. A pesar de ello, logramos alcanzar el albergue, donde nos recibieron con hospitalidad. La instalación era moderna y acogedora, aunque con un problema de orientación que dificultaba la climatización.

En resumen, la caminata fue desafiante y satisfactoria, con paisajes impresionantes y compañeros de ruta agradables. Al finalizar, algunos compañeros regresaron a Casar de Cáceres para recoger sus vehículos y así concluir la jornada con éxito y preparados para la próxima etapa del viaje.

Trayecto quince del recorrido del Camino de Santiago por la ruta de la Plata. Partiendo de Casar de Cáceres y llegando a Cañaveral.
Jornada que discurre por los extensos terrenos de Cáceres hasta alcanzar el embalse de José María Oriol.
A partir de este punto, el camino sigue por la carretera N-630.

Recorrido difícil con algunas subidas empinadas y larga distancia. escasez de lugares para protegerse del sol. Es importante llevar suficiente agua y tomar precauciones contra los rayos solares. Además, cargar con abundantes provisiones debido a la falta de puntos de venta o abastecimiento. Se pueden disfrutar de bonitas vistas al pantano en tramos de carretera. También se cruza el río Tajo.

Información sobre el albergue en el que me alojé:

Albergue Cañaveral está un poco alejado del camino, sin embargo, sus instalaciones son excelentes. El precio por persona es de 18 € e incluye wifi gratuito. Además, se ofrece servicio de lavandería por 3 € y secadora por el mismo precio. En resumen, el albergue cuenta con muy buenas comodidades.

Iniciamos nuestra ruta en la plazuela de la Ronda de La Soledad debido a la disponibilidad de buen aparcamiento para los vehículos.

A pocos metros de allí, nos encontramos con la imponente ermita de Nuestra Señora de la Soledad, con una fachada encalada que le otorga un aspecto majestuoso. Este edificio, del siglo XVII y con remodelaciones en siglos posteriores, destaca por su sola nave y la presencia de una hermosa rejería en la entrada, junto a dos azulejos talaveranos representando a la Virgen de La Soledad y a Jesús Nazareno.

Más adelante, pasamos cerca de la ermita de Santiago, la cual servía como lugar de parada y albergue para peregrinos y transeúntes que recorrían la Vía de la Plata. Construida entre finales del siglo XV y principios del XVIII, fue restaurada en los años 60 del siglo XX, perdiendo parte de su estructura original en el proceso.

Al cruzar un puente sobre el arroyo de la Aldea, que recoge las aguas de la charca del Casar, nos adentramos en un ancho camino que une la Vía de la Plata con la cañada Real del Casar. En este trayecto, observamos el pozo Mochuelo y el pozo Canario, este último en muy buen estado de conservación.

A lo largo del camino, notamos la proliferación de paneles solares, indicando el crecimiento de la energía renovable en la zona. También apreciamos La Retoña y el Olivar a la derecha, junto con un chozo circular en excelente estado de conservación, que se dice fue un centro de interpretación de las vías pecuarias.

Continuando nuestra travesía hacia el embalse, rodeamos el pantano admirando su entorno vallado y los numerosos pescadores con carpas como trofeos. El paisaje está salpicado de pinos a lo largo de la orilla y pasamos por lugares como el Arenal y Cruz de Parrales, disfrutando de la tranquilidad del entorno.

Finalmente, llegamos a la presa del pantano, deslumbrados por su nivel de agua rebosante, algo poco común debido a la sequía de los últimos tiempos. Observamos los aliviaderos que liberan agua, manteniendo el curso del arroyo Villaluengo y la desembocadura en el embalse de Alcántara.

Seguimos el trayecto rodeando el pantano, pasando por La Perala y la estación del ferrocarril del Casar. En nuestro recorrido, nos encontramos con diversos puntos de interés como la Peña Rayo, el pozo de las Cardenchas, y la casa del Mosquín, entre otros.

Dejamos atrás el paisaje bucólico de praderas repletas de flores y ovejas correteando, finalizando nuestro paseo en la Casa de Los Pinotes, actual centro de interpretación de las vías pecuarias en la zona.

Finalmente, nos dirigimos hacia la carretera CC-75, pasando por campos de olivos y huertas muy cuidadas. Al divisar los tejados de las casas y el campanario de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, descendemos hacia las edificaciones del Casar, culminando nuestro recorrido en la Ronda de la Soledad, donde comenzamos la ruta.

Este hermoso paseo, apto para todo tipo de caminantes, nos permitió disfrutar de los bellos paisajes que nos ofrecía el entorno natural, lleno de flores y agua en el embalse, siendo una experiencia muy recomendable en esta época del año.

En conclusión, un paseo sin dificultades que nos permitió conectar con la naturaleza y disfrutar de un día de esparcimiento en una zona con tanto encanto como este.

Casar de Cáceres es conocido por ser una antigua charca suministradora de agua que ya no cumple esa función. Además, destaca por ser el hogar de la famosa Torta del Casar, un producto gastronómico de gran renombre en nuestro país. Esta localidad se encuentra cerca de la capital cacereña y se caracteriza por su entorno natural, donde la tradición y la abundante vida ornitológica juegan un papel importante.

En Casar de Cáceres se puede apreciar la influencia de la trashumancia en la vida de sus habitantes, convirtiéndose en parte de su cultura presente. Cada año, durante la semana de la Torta del Casar y en otoño, se rinde homenaje a la Ruta Trashumante con un evento que recrea el antiguo viaje de pastoreo. Este evento, que ha ganado popularidad desde 2006, reúne a vecinos y turistas para acompañar al rebaño ovino en un recorrido de unos 4 kilómetros.

La ruta comienza en la Plaza de las Palmeras y finaliza en la Casa Pinote, que ha sido rehabilitada y convertida en un centro de interpretación de las Vías Pecuarias. En este lugar, los participantes pueden disfrutar de unas migas antes de regresar, y culminar la jornada con una degustación de frite de cordero, vino local y, por supuesto, Torta del Casar.

El trayecto hasta la Casa Pinote transcurre mayormente por pastizales naturales, donde es común avistar especies de aves características del entorno como el triguero, el buitrón o el cernícalo primilla. Además, cerca de Casar de Cáceres se encuentran dos humedales, la charca del Cojuge y la laguna del Casar, que atraen a diversas especies de aves durante todo el año.

En primavera, es posible observar especies como ánades reales, somormujos lavancos o chorlitejos chicos en estas zonas húmedas. En invierno, la presencia de cormoranes, gaviotas y diferentes tipos de anátidas añade variedad al ecosistema. La flora también juega un papel importante, con la aparición de flores blancas de ranúnculos acuáticos en las orillas y aguas poco profundas.

La trashumancia, además de ser parte de la historia local, es también una oportunidad para enseñar a las nuevas generaciones la importancia de este antiguo modo de vida. Las ovejas han sido siempre protagonistas en esta tradición, siendo la base de la renombrada Torta del Casar, un producto que destaca por su calidad y arraigo en la cultura de la región.

Ruta realizada en el mes de junio durante la festividad del Corpus Christi en la localidad de El Casar de Cáceres.

Se sugiere que esta ruta sea aún más hermosa si se realiza en otoño o a principios de primavera, ya que en junio suele hacer bastante calor. Aunque el día en que se realizó la ruta tuvo buena temperatura, no era excesivamente alta y se podían apreciar los efectos de las lluvias de los días anteriores.

El Casar de Cáceres:

El edificio más destacado en el municipio es la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, un grandioso templo construido con mampostería y sillería granítica entre los siglos XV y XVII. Uno de los arquitectos principales que participó en su construcción fue Pedro de Ibarra. Sobresale en la zona del casco antiguo por estar prácticamente rodeada por un atrio sencillo, al cual se accede a través de dos arcos laterales de un pórtico en la fachada principal, donde se encuentra la entrada al edificio. En 1991 fue declarada como Bien de Interés Cultural.

En el casco antiguo se encuentran cuatro ermitas, una en cada punto cardinal, dedicadas respectivamente a Santiago, San Bartolomé, los Mártires (actualmente utilizada como capilla del cementerio) y la Soledad. En las áreas rurales del municipio se encuentran las ermitas de la Encarnación y la Virgen del Prado, siendo esta última la patrona de la localidad. El santuario de San Benito y San Blas, así como las ermitas de San Jerónimo y San Francisco, forman parte del patrimonio cultural de El Casar de Cáceres por su proximidad a la localidad, aunque pertenecen al municipio vecino de Cáceres. Estos templos fueron construidos gradualmente entre los siglos XV y XIX como muestra de la devoción de los habitantes casareños. Aunque su arquitectura sigue los modelos populares, han sido bastante modificadas por reformas posteriores que han alterado en gran medida su aspecto original.

El municipio cuenta con espacios naturales como la dehesa boyal, la zona de monte y la charca, donde se pueden observar aves locales como la cigüeña blanca y la abubilla. En el lugar conocido como la Jara se encuentran tumbas prehistóricas de cierto interés arqueológico.