Para ver el relato completo de la ruta, te invito a visitar mi blog. La excursión fue organizada por la Sección de Senderismo de Catelsa-Cáceres y tuvo lugar en un día soleado de abril. Aunque la mañana comenzó fría, posteriormente la temperatura subió.

La Sierra de San Pedro se extiende desde Aliseda hasta Alcuéscar, con dos pequeñas sierras destacando al final: la Sierra de la Lombriz y la Sierra del Centinela. La ruta recorrió principalmente terrenos de Cáceres, partiendo y finalizando en Carmonita por comodidad de acceso.

El desnivel de la ruta fue de aproximadamente 300 metros, con una subida cómoda de 200 metros seguidos de una subida suave de 100 metros en un tramo de 1,5 kilómetros. Salimos temprano de Cáceres y llegamos a Carmonita sin problemas, aparcando cerca del Ayuntamiento.

Visitamos el Dolmen de Carmonita, donde lamentablemente el entorno se ha convertido en un merendero. La ruta continuó rodeando cerros y arroyos hasta llegar al punto más alto, el Pico Lombriz, con vistas espectaculares. Terminamos el recorrido pasando por el Balneario de Fuentes del Trampal y regresamos a Carmonita.

El camino estuvo bien señalizado, con algunos desvíos que nos llevaron a ver antiguos molinos y paisajes variados. En general, fue una ruta sencilla y hermosa, con vistas impresionantes desde la Sierra de la Lombriz.

Compartí una aventura con un amigo el 7 de enero de 2013. Fue un día fresco y nublado, perfecto para explorar la ciudad sin temor a la lluvia. Nuestro plan inicial era visitar la Iglesia de San Benito y las Ermitas de Santa Lucía, Santa Eulalia y San Benito.

Iniciamos nuestro recorrido desde los alrededores de la Iglesia de Ntra. Sra. de Guadalupe, atravesamos la nueva urbanización del Nuevo Cáceres y nos dirigimos hacia el puente que nos llevaría a la Barriada de Aldea Moret. Pasamos por la Avda. de Badajoz y accedimos al Barrio Minero, observando las pinturas alusivas al pasado minero en algunos edificios abandonados.

La Iglesia de San Eugenio estaba cerrada, ya que la zona industrial ahora alberga solo unas pocas familias y el culto religioso se realiza en otro lugar. Continuamos nuestro camino hacia la Ermita de Santa Lucía, luego nos dirigimos hacia la Ermita de Santa Eulalia, que resultó ser espectacular.

Nuestro intento de visitar la Ermita de San Benito en Ceres Golf fue frustrado por un empleado que nos negó el acceso. Decidimos regresar por el camino que habíamos recorrido, con la intención de hacer la ruta nuevamente en el futuro y explorar otras áreas cercanas a la N-630.

Compartí una aventura con un amigo el 7 de enero de 2013. Fue un día fresco y nublado, perfecto para explorar la ciudad sin temor a la lluvia. Nuestro plan inicial era visitar la Iglesia de San Benito y las Ermitas de Santa Lucía, Santa Eulalia y San Benito.

Iniciamos nuestro recorrido desde los alrededores de la Iglesia de Ntra. Sra. de Guadalupe, atravesamos la nueva urbanización del Nuevo Cáceres y nos dirigimos hacia el puente que nos llevaría a la Barriada de Aldea Moret. Pasamos por la Avda. de Badajoz y accedimos al Barrio Minero, observando las pinturas alusivas al pasado minero en algunos edificios abandonados.

La Iglesia de San Eugenio estaba cerrada, ya que la zona industrial ahora alberga solo unas pocas familias y el culto religioso se realiza en otro lugar. Continuamos nuestro camino hacia la Ermita de Santa Lucía, luego nos dirigimos hacia la Ermita de Santa Eulalia, que resultó ser espectacular.

Nuestro intento de visitar la Ermita de San Benito en Ceres Golf fue frustrado por un empleado que nos negó el acceso. Decidimos regresar por el camino que habíamos recorrido, con la intención de hacer la ruta nuevamente en el futuro y explorar otras áreas cercanas a la N-630.

En la mañana del 12 de febrero de 2013, bajo un sol frío y un viento ligero que aumentaba la sensación de frío, emprendí una ruta que había realizado varias veces entre enero y abril de 2004 para preparar mis pies para el Camino de Santiago. Quería revisitar el entorno conocido y ver posibles cambios.

Decidí bajar hasta Aguas Vivas por un camino entre el Parque del Príncipe y la Ronda Norte, pasando por la Fuente de Aguas Vivas y la «rotonda del Casar». En el camino, me topé con un cubo marcado con un cuadrado amarillo y el Arco de Cáparra, símbolos de la Vía de la Plata. Aunque prefiero la flecha como símbolo, aplaudo la iniciativa de la Junta de Extremadura de instalarlos para los peregrinos.

Continué por la carretera y divisé una cigüeña en un camino privado, confundiéndola con un perro. Tras superar algunos arroyos mejorados, llegué a la autovía A-66, ahora más desarrollada que hace ocho años. Sorprendentemente, la planta de áridos había desaparecido, aunque quedaban escombros sin retirar.

En el Casar, seguí la señal hacia el albergue para peregrinos, mientras que yo opté por dirigirme a la charca. A lo largo de la CCV-100, encontré antiguos pozos, puertas y construcciones de granito con detalles intrigantes. Después, retomé la N-630 hacia Cáceres, observando una carretera renovada y nuevos elementos en el paisaje a lo largo del camino.

La vuelta a Cáceres fue monótona, transitando por un asfalto que castigaba mis pies. Pasé junto a una instalación de AENA, un puente sobre la vía férrea y una finca con palmeras en un entorno industrial. Al pasar por la gasolinera Monte-Bola, vi un monumento conmemorativo del inicio de unas obras, marcando un hito en la carretera.

Al acercarme al estadio «Príncipe Felipe» del F.C. Cacereño, pasé por varias urbanizaciones y clubs deportivos hasta finalizar la ruta en Residencial El Arco. Fue un día enriquecedor, recordando viejas rutas y descubriendo cambios a lo largo del camino.

En la soleada mañana del 2 de febrero de 2013, con un ligero frío y un viento que hacía que la sensación térmica fuera menor de lo esperado, se llevó a cabo una de las rutas urbanas más populares de Cáceres. Conocida como la «ruta del colesterol» en tono humorístico, o de forma más formal como el «Circuito de acondicionamiento cardiovascular Ronda Norte» por el Ayuntamiento, es utilizada por muchos habitantes de la ciudad para hacer ejercicio, controlar el peso y reducir el colesterol.

La ruta se extiende paralela a la Ronda de Circunvalación, desde la confluencia con la carretera N-630 (Salamanca) hasta la intersección con la N-521 (Madrid), en un cómodo circuito peatonal compartido con carril-bici. Tiene un desnivel de 100 metros, con una parte en descenso y otra en subida, con un piso de asfalto en su mayoría y cemento en algunos tramos. En total, hay siete rotondas a lo largo del recorrido.

Destacan lugares como la Vía de la Plata que atraviesa la ciudad, la concentración de grandes superficies alrededor de la cuarta rotonda, el puente que conecta una urbanización con la Iglesia de San Juan Macías, y la zona que abarca el Arroyo del Marco.

En resumen, el circuito ofrece un agradable paseo que se puede adaptar fácilmente a las preferencias y capacidades del senderista urbano.

En el marco de mi preparación para participar en las LXVII Millas Romanas de Mérida, me propuse realizar un entrenamiento de aproximadamente 50 kilómetros a paso firme.

Después de evaluar diferentes opciones, decidí ir desde Cáceres hasta Aldea del Cano y regresar, completando así casi los 50 kilómetros previstos.

Realicé este recorrido el 19 de marzo de 2014, iniciando la caminata a las 6:30 de la mañana y regresando al punto de partida a las 15:45, lo que me permitió mantener una velocidad promedio de alrededor de 5,5 kilómetros por hora, más que suficiente para cumplir con los tiempos exigidos por la organización de las Millas Romanas.

En todo momento mantuve un ritmo constante, incluso consumiendo alimentos como una manzana y un sándwich mientras caminaba. A pesar de las condiciones climáticas, logré hidratarme adecuadamente utilizando casi por completo los dos litros de agua que llevaba en mi camelbak.

En este tipo de pruebas de ultrafondo, la clave está en poder resistir los miles de pasos en un esfuerzo continuo al que no estamos acostumbrados. Los pies, especialmente las almohadillas y los talones, sufren las consecuencias de esta exigente actividad.

Para optimizar el rendimiento, es importante realizar cambios de calcetines y aplicar vaselina cada cierta distancia. En mi caso, decidí dividir el recorrido en dos partes grabando un track para cada trayecto, lo cual podría ser útil para otros caminantes.

Al retomar el camino desde Aldea del Cano hacia Cáceres, disfruté del paisaje y de los distintos obstáculos naturales como arroyos con piedras pasaderas y cancelas. A medida que avanzaba, noté el cansancio provocado por el calor, pero mantuve mi paso firme y decidido.

Tras culminar mi travesía en la Plaza de América a las 15:45, habiendo recorrido 49 kilómetros en total, pude comprobar que mi velocidad media superaba los 5,5 kilómetros por hora, un logro satisfactorio para este desafío de resistencia.

Un día soleado, pero frío, el 13 de marzo de 2013, me aventuré en una caminata por el Puerto de las Camellas, situado entre el Alcor de Santa Ana y el Cerro del Arropé. Este puerto es el acceso que une la carretera N-630 con las últimas estribaciones del cerro.

Saliendo de Cáceres, recorrí la Avda. de Cervantes hasta llegar a las Cuevas de Maltravieso, descubiertas en 1951 por casualidad. Continué por la calle Océano Atlántico, identificada como la Vía de la Plata, y dejé atrás el Polígono Industrial.

El camino se volvió más agreste a medida que me adentraba en la naturaleza. Pasé por la Cañada Real del Casar, donde un rebaño de ovejas cruzó mi camino, recordándome su función original.

Al llegar al Puerto de las Camellas, me di cuenta de la presencia militar en la zona, marcada por las alambradas y los sonidos de los fusiles. Continué mi camino bordeando las colinas y disfrutando del entorno natural.

Me topé con la Ermita de Santa Eulalia, pero lamentablemente estaba vedada, al igual que la Fuente Santa dentro de una finca particular.

Seguí mi ruta hacia la Ermita de Santa Lucía y San Benito, donde crucé una vía de tren y me maravillé con la vista de la Mina de San Salvador y su emblemática chimenea.

Exploré los restos de la Mina de San Salvador, impresionado por la arquitectura y los graffittis en el interior del edificio. Continué mi camino disfrutando de la naturaleza y la historia que rodeaba la zona.

Finalmente, regresé a Cáceres pasando por las instalaciones de la ITV, con la mente llena de impresiones de esta aventura por el Puerto de las Camellas.

En la tarde del 26 de diciembre de 2012, caminamos a través del Parque del Príncipe para llegar a Aguas Vivas, desde donde nos dirigimos a la Ronda Norte para cruzar al otro lado.

Al llegar, nos topamos con una verja que bloqueaba el paso. Tuvimos que subir (un terreno empinado) bordeando la tela metálica hasta encontrar un lugar con un paso libre. Una vez superado, el sendero se estrecha pero sigue claro hasta llegar a la cima del primer cerro. Allí, el camino se desdibuja un poco entre las rocas, pero se retoma sin dificultad por el costado derecho de la cima más alta del cerro.

Después de recorrer 5 kms desde el punto de inicio, llegamos al Cerro Otero, donde se ubica una urbanización de chalecitos. No hay pierde al descender, siguiendo el borde exterior del Olivar de los Frailes para regresar a la Ronda Norte, la cual cruzaremos por debajo del puente.

Importante: Quiero advertir que el recorrido de esta ruta NO DEBE SER SEGUIDO una vez que entra en áreas donde el acceso está estrictamente prohibido.

En lugar de esto, te recomiendo considerar otras opciones, como la siguiente: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=3828491 o, si prefieres, esta alternativa: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=3926857.

En una ocasión, nos desorientamos gravemente y, al intentar llegar a la Ermita de Santa Eulalia con la intención de dirigirnos hacia la urbanización Ceres Golf desde detrás, nos adentramos inadvertidamente en terrenos militares, lo cual representaba un peligro evidente.

Cuando nos dimos cuenta del error, buscamos una salida lo más rápido posible, pero nos vimos obligados a arrastrarnos por el suelo ante la presencia de cercas de protección que nos impedían avanzar con rapidez y nos generaban una gran preocupación.

Por lo tanto, recalco de nuevo: es fundamental no seguir esta ruta.

Esta ruta es circular y tiene una extensión de 40 kilómetros. La considero desafiante únicamente por la distancia a recorrer.

El recorrido comienza en la Ronda Norte, siguiendo en dirección a la carretera de Madrid hasta llegar a la gran rotonda donde la Ronda converge con esa carretera.

Continuamos caminando por el otro lado, pasando por la rotonda que viene de San Blas (izquierda) y va a Monroy (derecha).

Dejando Induyco a la derecha, cruzamos al otro lado de la acera para dirigirnos hacia el Polígono Industrial la Mejostilla. Desde allí nos dirigimos al camino de tierra que lleva al Polígono Ganadero, y giramos a la izquierda para seguir recto en dirección a Casar de Cáceres.

En el camino, dejamos a nuestra derecha el paraje del Muelo y a nuestra izquierda el de Aguas Vivas, cruzando varios arroyos en el trayecto.

Hemos de caminar paralelos a la Autovía a Salamanca por unos dos kilómetros hasta llegar al puente que cruza sobre la misma para luego dirigirnos hacia Casar de Cáceres.

Al llegar a la carretera de Cáceres al Casar, la cruzamos y giramos a la izquierda para dirigirnos a Cáceres por la Cañada Real.

Continuamos el recorrido bordeando Cáceres y cruzando dos puentes sucesivos.

Desde ese punto, seguimos bordeando la ciudad para finalmente llegar a la estación de Ferrocarril.

Finalmente, podemos optar por regresar a la Ronda Norte siguiéndola o callejear por la urbanización para buscar el camino de regreso al punto de partida, dando por finalizado el recorrido.

Personalmente, completé la ruta en poco más de siete horas caminando a buen ritmo.